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La Innovación Educativa, Instrumento de Desarrollo

Dos enfermos terminales fueron internados en una misma habitación de un hospital. Uno de ellos fue ubicado en una cama cerca de una ventana. Cada día este hombre narraba al otro lo que podía ver a través de la ventana: los niños jugando en el parque, los enamorados tomados de la mano, las mamás paseando a sus bebés en sus cochecitos, los pájaros que chapoteaban en la fuente en el centro del parque, etc. Estos relatos eran el único punto de contacto con el mundo exterior del hombre que escuchaba a su compañero atentamente cuando con lujo de detalles le contaba lo que veía.

Hasta que un día al despertar el hombre que se maravillaba con los relatos de su compañero vio la cama de su amigo vacía. Había perecido durante la noche y su cuerpo había sido retirado. 

Pasado unos días, el amigo solitario pidió que le trasladaran a la cama cerca de la ventana. Cuando lo hicieron se percató de que lo único que se podía ver a través de la ventana era una enorme pared. Intrigado, preguntó a la enfermera ¿por qué su compañero de cuarto le contaba cosas inexistentes?

La enfermera respondió: “Su ex compañero de habitación era ciego. No podía ver nada. Me imagino que se lo contaba para hacerle la vida más agradable?

¿Hemos desarrollado nuestra capacidad para ver en nuestras escuelas algo que los transforme en auténticos centros de desarrollo humano o es que nuestra visión de futuro está demasiado distraída por los ruidos del presente? ¿Qué tan agradables, fructíferas, divertidas, entretenidas, estimulantes, motivadoras, podemos hacer nuestras escuelas? ¿Cómo podemos convertir los muros de nuestras escuelas en escenarios abiertos a la libertad para la imaginación, la creatividad, la innovación, el descubrimiento, la investigación, el ensayo, la experimentación...? ¿Cómo pintar con nuestra imaginación un modelo de escuela que libere los talentos que duermen en el interior de cada uno de nuestros alumnos y alumnas y les permita desarrollarlos? ¿Cómo hacer posible nuestros ideales de una escuela abierta al diálogo, a la crítica, a la participación responsable, al trabajo en equipo, a la solidaridad, al amor, a la paz, a la vida...? En suma, ¿Cómo construir una escuela a la altura de las necesidades y demandas de nuestros educandos?

Una gran alternativa para ello es a través de los proyectos educativos innovadores, es decir, a través de propuestas orientadas a convertir nuestras escuelas en centros de desarrollo integral, centros de vida, centros de investigación, centros de aprendizaje significativo...

Es preciso señalar que un factor decisivo para el éxito de cualquier proyecto de innovación educativa es el apoyo del director o directora del centro y de la comunidad educativa. Sin este soporte, los proyectos difícilmente podrán prosperar. De allí la necesidad de su participación comprometida.

Por Wilfredo Rimari Arias

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