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Viviendo Deprisa

“Tenía tanto que hacer que ya ni me dio tiempo de llegar a la reunión de mis amig@s…”, “corrí todo el día pero no me alcanzaron las horas para llamarle a mi madre…”, “llegue tan tarde de trabajar que ya estaban dormidos los niños…”

Cuando vivimos nuestra vida enfocadas solamente en lo que deseamos alcanzar en el futuro nos arriesgamos a que, en el deseo de llegar pronto a ese lugar que pensamos que queremos llegar, lo único que logremos sea sentir que nos pasamos la vida corriendo.

Corremos cada vez más rápido porque así sentimos que nos acercamos más pronto a nuestro objetivo. Vivimos corriendo aunque tropecemos, pues creemos que esos tropiezos son los retos que nos hacen levantarnos con más ganas de seguir corriendo. Corremos porque creemos que estar en constante movimiento es mejor que no hacer nada.

Pero la mayoría de las veces por hacer de nuestras vidas una carrera hacia el futuro nos olvidamos de lo que realmente vale la pena en el PRESENTE.

Nos olvidamos de las personas que están a nuestro alrededor. Nos olvidamos de detenernos de vez en cuando por un momento a disfrutar del paisaje. Nos olvidamos de conectarnos con nosotros mismos. Perdemos de vista esas “pequeñeces” que son las que en realidad enriquecen nuestra vida… ¡y todo por vivirla deprisa!

El secreto para ser realmente feliz es vivir y disfrutar plenamente de cada momento PRESENTE.

Cuando el futuro – en lugar de tu momento presente – se convierte en tu máxima prioridad, lo único que estás haciendo es desgastando tu energía para “ganar” una carrera que ni siquiera existe.

¿Y tú… vives plenamente el hoy o vives corriendo hacia el mañana?

FUENTE: 40ymas.com

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